Todo casi a punto para empezar el nuevo curso. Fechas importantes, porque son infinidad de experiencias, emociones y trozos de vida los que están a punto de suceder. Y da igual si es la primera vez que asistes a una escuela infantil, empiezas la universidad, o te ha cambiado la persona de tutoría. Si pensáramos más en la cantidad de cambios que se viven en la etapa educativa, tal vez entenderíamos más cosas.
En eso consiste la evolución de la vida, y todo lo que conlleva. Sigo insistiendo en la importancia de las familias y en que su apoyo es la principal red de caída para sus hijos. Pero son muchísimas las horas que se pasan en los centros escolares, y ahí es donde entra la otra parte. La que puede hacer que esa red se sienta más cómoda.
Todos nos caemos en algún momento, y no nos engañemos, porque aunque el dicho diga “Si te caes 7 veces, levántate 8”, no te levantas igual cuando alguien está a tu lado, que cuando te has de espabilar tú solo para ponerte en pie. Y con estar al lado, no me refiero a que te cojan, o que te eviten la caída, a veces basta sólo con que te miren para que sepas que están ahí.
Cada uno en la vida vamos encontrando nuestras estrategias para ir hacia delante, y septiembre es uno de esos meses en los que se ponen muchas cosas a prueba.
Así como ejemplos, padres que dejan por primera vez a sus hijos en la escuela, niños que por primera vez van a la escuela, los que por primera vez se quedarán a un comedor escolar, los que empiezan extraescolares, algunos apuntados a gusto de ellos, otros obligados por los padres, todos los que cambian de etapa escolar, los que tienen un cambio de tutoría inesperada, mezclas de clases, los que empiezan la universidad en algo que han elegido, los que no han podido entrar y están en otros sitios, los alumnos de grados igual, puede que quieran estar ahí, o tal vez no. Alumnos que habrán orientado sus carreras en función de la presión familiar, y a veces de la que se les ha dado desde el centro educativo, padres que ven marchar a sus hijos para ir a estudiar fuera, padres que han de hacer tetris en su vida para cuadrar agendas laborales con la de los hijos… ¿Y qué me decís de los alumnos que dejan de ser alumnos y empiezan su lanzamiento al mundo laboral?
Y ahí están todos ellos, da igual la edad que tengan, sentados en un aula, comiendo en el comedor, jugando en un equipo… Y además de los cambios que ponía como ejemplo antes, no podemos olvidar que cada uno viene con su mochila de vida personal, al igual que todos los docentes, los monitores, los entrenadores…
Así que septiembre es de esos meses en los que es muy importante lo que llevas en tu mochila, igual que es tan importante todo lo que entrará en ella. Emociones a palas las que se vivirán.
Los adultos que estamos detrás sea en el formato que sea vamos a tener que ver mucho con esas mochilas, así que es importante poder tener la nuestra bastante ordenada y con muchas cosas bonitas, y las que no lo han sido tanto pero las hemos vivido, claro que también irán ahí dentro, eso sí, bien colocadas donde les corresponda, porque así no pesan.
Como adultos creo que somos responsables, de todas esas personas pequeñas o grandes que compartirán curso con nosotros este año que empieza en septiembre y no en enero. Somos encargados de llenar de a poco sus mochilas, tú decides si con piedras o con amor, porque las enseñanzas académicas, dependerán de esas piedras, o de ese amor. Y da igual en que etapa ejerzas, en que categoría entrenes, en qué tipo de comedor trabajes, o en que academia seas profesor de baile… Si nos esforzamos por entender lo que pueda pasar dentro de cada uno de ellos, con los cambios que acarrea este mes de septiembre, estoy segura que cuando llegue junio en sus mochilas habremos puesto amor a kilos.
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